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Segunda Sección

 

Índice de contenidos

 

3- Vasco es el equipo de la revolución. Vasco es el equipo del amor. (Carlos A. Figueiredo Da Silva).

4- Fútbol, identidad y ciudadanía en el Brasil de los años ´30. (Fábio Franzini).

 

 

 

3- Vasco es el equipo de la revolución. Vasco es el equipo del amor.

 

Carlos Alberto Figueiredo Da Silva (Brasil)
aotil@unikey.com.br

 


El título de este escrito fue tomado prestado a los niños, que después de las victorias de Vasco da Gama, cantaban en el patio de una escuela en Río de Janeiro. Esos niños expresaban el sentimiento de muchos vascaínos y también del resto de Brasil. Pero, de dónde vienen esas representaciones y como se construyen? ¿Por qué ellas dicen "Vasco el equipo de la revolución"? ¿Por qué el equipo del amor?

Distintos estudios se realizaron sobre el fútbol brasileño; parece que la comunidad académica comienza a percibir la importancia del fútbol en la construcción de la identidad del pueblo brasileño. Muchos de esos estudios pasan por el Vasco da Gama y por su denodada lucha por la democratización del deporte inglés.

Es cierto que algunos investigadores han puesto en duda la imagen positiva que el Vasco construyó para sus hinchas. Mientras tanto, es un hecho que esa imagen se está fortaleciendo en la comunidad y principalmente en los niños.

Todo comenzó en 1923. El equipo del Club Regatas Vasco da Gama había sido promovido a primera división del campeonato carioca. En aquella época, existía la idea que el "sport" era sólo para aquellos privilegiados que formaban parte de la aristocracia brasileña. El racismo se representaba ya sea de forma explícita, ya sea de forma implícita y también se manifestaba en el fútbol.

En tanto, el equipo que Vasco formara para participar del campeonato de 1923 estaba en su mayoría formado por jugadores negros, mestizos y blancos de origen humilde. Cabe destacar que los grandes clubes de la época en Río (Fluminense, Flamengo, Botafogo y América) tenían en sus equipos solamente jugadores blancos pertenecientes a la aristocracia.

Los grandes clubes no se preocuparon, inicialmente, con el Vasco, pues era un equipo nuevo en primera división, pero en la medida en que el Vasco derrotaba a todos los adversarios que se le ponían enfrente, un movimiento de oposición se fue creando en relación a sus jugadores. Esta sentimiento era compartido no sólo por los clubes aristocráticos, sino por la población en general, ya que la comunidad portuguesa de Río de Janeiro se había beneficiado muchas veces con las apuestas que se realizaban en la ciudad.

El atrevimiento del Vasco finalizó con la conquista del título de campeón carioca de aquel año. La única derrota del equipo fue contra Flamengo, por 3 a 2, hecho que causó un verdadero alboroto en la ciudad. Al finalizar el partido, realizado en la cancha de Fluminense, varios hinchas de otros clubes se juntaron con los de Flamengo, y salían de recorrida hasta la zona de Lapa, concentrándose frente al restaurante Capela, que era un tradicional punto de encuentro de los vascaínos. La rivalidad entre vascaínos y flamenguistas ya existía en el remo; este partido marcó el inicio de la rivalidad entre ellos en el fútbol.

Mientras tanto, el hecho más importante estaba por acontecer. Los clubes aristócratas se reunieron para decidir la exclusión de los jugadores "humildes" (negros y mestizos), bajo la denuncia de que practicaban el profesionalismo.

Este proyecto se llevó cabo cuando el presidente de la Liga Metropolitana (AMEA), que fuera creada por los clubes de la aristocracia (Flamengo, Fluminense, América, Botafogo e incluso Bangú), enumeró una serie de condiciones que deberían cumplir los clubes chicos. Los clubes tendrían que presentar condiciones materiales y técnicas y eliminar de sus planteles a los jugadores considerados profesionales. El nombre de dichos jugadores fue leído en aquel momento. El más perjudicado fue Vasco que tenía todo el equipo campeón incluido en dicha lista. "Todo discurso se sustenta en tejidos invisibles. La eficacia del discurso del poder está justamente en aquello que él oculta" (Isaac Epstein, en La gramática del poder).

El presidente de Vasco da Gama, Dr. José Augusto Prestes, envió entonces una carta a la Asociación recientemente creada, más específicamente a Arnaldo Guinle, presidente de la Asociación Metropolitana de Deportes Atléticos, declarando públicamente que se negaba a participar en la nueva entidad. Vasco, juntamente con otros clubes pequeños, disputó el campeonato de 1924 en la antigua Liga Metropolitana de Deportes Terrestres.

Viene de esa época lo que existe en el imaginario de las personas en relación a que el Vasco es el equipo de la revolución, el equipo del amor. El Vasco no fue el primer club en permitir que jugadores de sectores humildes y principalmente negros y mestizos participen de su equipo titular. El Vasco fue el pionero en dar condiciones necesarias para que estos jugadores desafiasen el poder de los equipos blancos. Al contratar al técnico uruguayo Ramón Plattero e implementar un régimen de entrenamiento revolucionario para la época, el Vasco construyó un equipo poderoso, principalmente en el aspecto físico. El equipo podía perder el primer tiempo, pero con certeza en el segundo tiempo remontaba el juego. La condición física de los jugadores del Vasco era estupenda en relación con los otros jugadores.

Hoy, los investigadores han cuestionado que le Vasco haya sido pionero y alegan que todo eso fue una fábula para dar a sus hinchas una imagen positiva. Que sea así! El lenguaje no sólo expresa o representa la realidad, sino que la construye. Su todo eso es/fue una invención vascaína, no podría haber sido una idea mejor. Al contrario de tener cantitos del tipo: "Porrada! Porrada!"; "1, 2, 3, 4, cinco mil, yo quiero que fulano se vaya a la p.q.p."; "E o e nuestro equipo es el terrror"; nuestros niños cantan: "El Vasco es el equipo de la revolución, el Vasco es el equipo del amor". Yo soy más antiguo y canto "Ca sa ca, Ca sa ca, Ca sa ca, la banda es también revolucionaria, Vasco, Vasco, Vascooo!


"Para que los hombres den un único paso
para dominar la naturaleza por medio del arte
de la organización y de la técnica, antes tendrán
que avanzar tres en su ética."


Friedrich Leopold von Hardenberg (1772-1801), poeta alemán.

 

 

 

 

4- Fútbol, identidad y ciudadanía en el Brasil de los años ´30.

 

Fábio Franzini (Brasil)
Maestro en Historia Social - FFLCH/USP - Becario FAPESP

 

 

Desde su introducción en Brasil a fines del siglo pasado, y a pesar de su carácter elitista, el football no paró de expandirse. En los clubs, en los colegios y en los primeros estadios los hijos de una envidiada aristocracia se ataviaban todos con uniformes, calzados especiales y manuales ingleses que enseñaban a practicar el nuevo deporte; aquellos que estaban del otro lado de los muros luego pasarían a improvisar sus propios partidos en terrenos baldíos o mismo en la propia calle, descalzos y sin camiseta a patear una pelota, generalmente tan improvisada como la propia contienda. Pero no pasó mucho tiempo para que los de afuera pasaran a participar del lado de adentro del césped, en los equipos vinculados con la industria -en los cuales el jugador por la tarde era el operario por la mañana- y en los primeros equipos de carácter popular, organizados bien lejos de los tradicionales clubes, por personas de origen humilde, que si poseían algún rasgo aristrocrático, tal rasgo era justamente jugar al fútbol, el deporte de la élite. Tanto no demoró que, de acuerdo con el sociólogo Mauricio Murad,

"...en la segunda mitad de los años '10 el fútbol ya estaba diseminado por todo Brasil. De Norte a Sur, prácticamente en todas las grandes ciudades, medias e incluso pequeñas, encontramos registros de su presencia ya significativa. A partir de los años '20, esa tendencia se profundiza de manera avasalladora e irresistible".2

El resultado de esta profundización fue la creación de lazos cada vez más intensos entre los jugadores, los equipos y sus admiradores -los hinchas-, formando fuertes vínculos de identidad local y regional a partir de los clubes. Ya a partir de la evolución de este siglo, la organización de campeonatos entre equipos y, posteriormente, de campeonatos entre selecciones estatales indicaba que la afición de inspiración británica era cosa del pasado. El fútbol, debidamente aportuguesado, movilizaba un número cada vez mayor de personas, en especial en Río de Janeiro y en Sao Paulo, los mayores centros urbanos del país, movilización ésta que hizo de la necesidad de triunfos una cuestión de supervivencia para los clubes: definitivamente, sólo los equipos competitivos atraían público y, por consiguiente, generaban una renta para sus arcas.

Para los simpatizantes, importaba también que su equipo presentara un grupo que estuviera en condiciones de vencer3 , lo que a su vez implicaba no imponer barreras económicas, sociales o raciales a los jugadores. El juego se democratizaba, a pesar de la desesperación de la élite blanca, que percibía como los clubes eran llevados a pagar gratificaciones en dinero como forma de atraer buenos jugadores para sus equipos, sin importar si eran pobres o ricos, negros o blancos, mulatos o inmigrantes. Tal hecho ponía en jaque aquello que hasta entonces se consideraba era la característica intrínseca del deporte -el amateurismo- y presentaba la posibilidad de encaminarse a la adopción del profesionalismo en el fútbol en Brasil, siguiendo el ejemplo de lo que acontecía en algunos países europeos, como Italia y España, y vendría a ocurrir en los vecinos Uruguay y Argentina.

Al final de la década del '20, los que estaban a favor de tal propuesta la defendían como una forma de regularizar una situación que en la práctica existía, toda vez que buena parte de los atletas no era totalmente amateur, configurando una situación llamada por los periódicos de la época como "falso amateurismo" o "profesionalismo marrón". Por otro lado, el coro de quienes se oponían alegaba sobre el temor de que el salario acabaría con el "romanticismo" de los amateurs, subvirtiendo el "ideal olímpico"; en realidad, la defensa del amateurismo era también la defensa de una posición de clase, ya que mantenerlo significaba mantener al pueblo a una buena distancia de aquello que, según la élite, no le pertenecía.4

Con la polémica instalada, los años '30 van a ser un momento decisivo en la relación entre el fútbol y la sociedad brasileña. En el inicio de la década, muchos jugadores emigraron en busca de reconocimiento profesional a Europa al Río de la Plata; otros buscaron promover la organización de entidades de clase justamente antes de la incierta oficialización del profesionalismo, como lo demuestra un manifiesto publicado en las páginas de la Edición Deportiva del periódico paulistano la Gazeta, en 1932:

"No satisfechos con el sistema de inscripción de jugadores, adoptado por la Apea, los firmantes de la presente lista, luego de un cuidadoso estudio de la cuestión resolvieron, siguiendo el ejemplo de lo que se hace en los principales centros civilizados, unirse para, en forma organizada, defender sus intereses, ya bastante deshonrados por los que se dicen mentores del deporte paulista. Así, queda desde ahora acordado que se pusieron de pie los futbolistas, formando un gremio en defensa de su intereses, con los siguientes principios, a ser llevados a cabo luego de la primer reunión que ya se está proyectando:

a. No consentir que continúe el régimen de inscripción perpetua, visto que eso sólo puede traer humillaciones a aquellos que defienden los colores de los clubes paulistas y, por lo tanto, los colores del fútbol estandarte de todo Brasil;

b. Defender a aquellos jugadores que, por motivos a veces imponderables, son gravemente mancillados en su espíritu amateur, por los directores de los clubes;

c. Fundar una Caja de Beneficencia para la defensa de los que, honrando al fútbol paulista, vean su salud alterada, al punto de envejecer prematuramente y encontrarse en una situación casi de indigencia, como ocurrió con los ex-jugadores Tatá y Pedretti;

d. Conseguir que Apea adopte el sistema de inscripción por campeonato;

e. Evitar terminantemente que los clubes traten a los jugadores como mercaderías, por cuanto existen clubes en los que frente a los pedidos de "pase" piden resarcimientos muchas veces exhorbitantes, a pesar de la insistencia que se vuelve, de este modo, una especie de objeto que se vende en el mercado.5

El texto refleja claramente la confusión de aquel momento: los jugadores luchaban por derechos, como si fuesen profesionales, al mismo tiempo que hacían cuestión de enfatizar su "espíritu amateur". Y aunque el movimiento no haya tenido éxito (a pesar de que para la Gazeta parece ser victorioso, dado el razonable número de jugadores que afirman haber adherido), su comunicado demuestra que los deportistas percibían muy claramente la situación contradictoria que vivían y, principalmente, que no concordaban con ella. Muchos dirigentes cariocas y paulistas tampoco, y terminan por aceptar y oficializar el profesionalismo en sus respectivas entidades, la Liga Carioca de Fúbol (LCF) y la Asociación Paulista de Deportes Atléticos (APEA), en 1933.6

Por la propia complejidad de los intereses en juego, el acuerdo no significó la inmediata solución de las cuestiones que entonces comprendían al fútbol en Brasil, lo que solamente llegaría a ocurrir al final de la década del '30; para los jugadores, en tanto, ahora las disputas entre "amateurs" y "profesionales" ya no tenían más tanta importancia, pues se vuelve legítima la búsqueda por aquellos clubes que les pagaban por entrar a jugar. Se consideraba en cierta manera que para la mayoría de ellos buscar la profesionalización no se trataba de una mera preferencia, sino de una necesidad; el fútbol permitía la sobrevivencia inmediata y, quien sabe, la realización del sueño de ascenso social para muchos de los excluídos y explotados por la lógica del capital, que en su afán expansionista alcanzara también a Brasil. Aunque ese sueño se transformara en frustración, buscar realizarlo era algo tentador para quien no tenía nada que perder. Conforme la bella frase de Anatol Rosenfel, "dar puntapiés a una pelota era un acto de emancipación"7

Se abría, de esta manera, una nueva perspectiva para sectores históricamente marginados de la sociedad brasileña, perspectiva que era potenciada por los medios de comunicación, empezando por la prensa: el número de publicaciones dedicadas al deporte alcanza un crecimiento fabuloso, pasando de cinco, en 1912, a 58, en 1930.8

Un buen ejemplo de toda esta atención dedicada es el de la mencionada Gazeta, que lanza en 1928 su "Edición Deportiva" semanal; poco a poco, este semanario terminó por englobar su propio origen: a fines de los años '30, circula tres veces por semana, ya rebautizada como A Gazeta Esportiva; en 1947, se volvió diario; en 1979, la Gazeta matriz pasó a circular como un "suplemento" de Esportiva, que se mantiene firme hasta hoy. Aunque cubre la más variada gama de prácticas deportivas, desde su inicio este periódico se dedicó mucho más al fútbol, que cabe remarcar, también reinaba en la mayoría de la páginas deportivas de los demás periódicos de la época; la Gazeta, mientras tanto, se diferenciaba de estos por dedicarse no solamente al fútbol "oficial", institucionalizado, pero también al llamado "potrero" y a las ligas y asociaciones sectoriales.

Por eso tal vez no sea exagerado afirmar que la "Esportiva"; surgió en función del fútbol y para el fútbol. Comparando el periódico en cual trabajaba, con respecto a otros, extranjeros, las observaciones del periodista Thomaz Mazzoni (que fue, además, uno de los primeros en preocuparse por la historiografía del fútbol en nuestro país), dan bien la medida de las proporciones adquiridas por el fútbol en Brasil en los años 30:

"Citaremos los periódicos 'L'auto' de París, 'La Gazzetta dello Sport', 'Il Littoriale' de Italia, 'El Imparcial' de Montevideo, 'Crítica' de Buenos Aires, 'Os Sports' de Lisboa, 'Nemtzi Sport' de Budapest entre los mejores de los colegas extranjeros. A veces, varios de ellos, en un solo día, no dedican al fútbol anónimo el espacio que dedicamos en la 'Gazeta' y nótese que nosotros limitamos nuestro noticiario a la actividad ciudadana, o cuanto mucho regional y no nacional. Imaginen si nosotros nos ocupásemos del fútbol de potrero del país entero... Sería necesario dos ediciones especiales por día..."9

Toda esa dedicación de la Gazeta al "fútbol anónimo" ciertamento no dejaba de lado el gran potencial de un mercado de lectores abierto al deporte, lo que no niega, sólo confirma, la gran popularidad que éste tenía. Más bien está claro que su atención, tal como la de los periódicos en general, contribuía en mucho a la difusión y una mayor expansión el interés por la pelota, lo que no escapó a la percepción de Thomaz Mazzoni:

"Esos comentarios nos fueron inspirados al encontrarnos, en un periódico europeo, con un artículo de su redactor en el que, abordando el estado actual del fútbol profesional y del amateur de los clubes modestos, llega a la conclusión de que se debe prestar mayor atención a los cuadros chicos. Y nuestro colega extranjero, augurando tal hecho lleva tan en serio esa idea, que nos da la impresión, a través de su artículo, que en su periódico nunca publicó una noticia de humildes gremios arrabaleros. Eso nos lleva a la conclusión que en materia de publicidad, de prensa, de los clubes anónimos, Sao Paulo, Río, etc., son un paraíso... El resultado de esa acción es lo que vemos: la gran difusión y desarrollo de pequeños núcleos de fútbol en esta ciudad".10

En los años '30 el fútbol ganaría para su divulgación un aliado todavía más importante que la prensa: la radio. Introducido en Brasil en 1922, es en la década siguiente que ésta vive el momento de expansión y consolidación como medio no sólo de comunicación, sino también de entretenimiento. En Sao Paulo, por ejemplo, fue la PRAR, Radio Record, cuyas transmisiones se iniciaron en 1931, que tuvo un papel fundamental en la popularización de la radio: sintonizada con la dinámica de la ciudad, la PRAR se transformó en un moderno medio de comunicación de masas. Al contrario de acompañar el tono solemne y formal imperante en la radiodifusión de la época, sus locutores se aproximaban al lenguaje cotidiano, del hombre común, del "amigo oyente".11 Y aproximarse a lo cotidiano del hombre común significaba aproximarse a las manifestaciones como la música popular y el fútbol. A tal punto que el mismo año de su estreno la emisora ya incusionaba por las canchas con el programa "Record nos Esportes", producido en acuerdo, como no podía dejar de ser, con el equipo de la edición deportiva de la Gazeta.12

Como los estadios se volvían pequeños para soportar toda la popularidad alcanzada por el fútbol, no tardaría mucho para que los partidos enteros, y no exclusivamente los resultados e informaciones, fuesen transmitidos regularmente. A través de ondas de radio, la pelota alcanzaba no sólo apenas la audiencia local, de las ciudades donde se realizaban los partidos, sino también a un público cada vez más amplio, de regiones alejadas del eje Río-Sao Paulo, el centro futbolístico y radiofónico del país. Gracias a las transmisiones y al noticiero deportivo más amplio, realizados por los periódicos, revistas y por los propios programas de radio, un partido se prolongaba por mucho más tiempo que sus 90 minutos reglamentarios. Los simpatizantes pasaron a tener en los medios de comunicación una compañía esencial, que además de acercar el juego hasta ellos, también lo recreaba, a través de los relatos, comentarios y discusiones posteriores al respecto de lo ocurrido en el campo de juego.
De esta manera, en los inicios de la década del '30, fútbol, periódico y radio parecían indisociables, como lo demuestra una nota publicada en la Gazeta, Edición Deportiva del 8 de mayo de 1932 bajo el título "Recordando que será transmitido el juego de hoy":

"Recibimos una carta firmada por diversos deportistas recordando al Sao Paulo y al Palestra que permitan la transmisión de la contienda de hoy en Floresta debido al hecho que no todos podrán asistir al encuentro dada la capacidad insuficiente de Floresta para dar cabida a la gran cantidad de público que está interesado en el partido.

Millares y millares de deportistas de hecho no se aventurarán a asistir al estadio convencidos de que no encontrarán lugares. Transmitiendo la competencia se prestaría un gran servicio así los aficionados que no asistirán sin perjudicar de ninguna manera a los equipos rivales.13

Además de la prensa y la radio, también el cine, aunque en escala mucho menos que los otros dos medios de comunicación, no quedó inmune al "deporte bretón", que, nótese, aparecía con relativa frecuencia en los noticiarios y documentales de actualidad desde la década del '10. A medida que las productoras cinematográficas brasileñas descubren que el camino para hacer frente a los filmes extranjeros era invertir al gusto del gran público, la fórmula de la comedia popular carnavalesca (el sainete) se vuelve su gran filón; todavía orientándose por esa brújula, el fútbol también se convierte en tema de ficción cinematográfica, telón de fondo de películas como O Campeao de Futebol, de 1931 (que narra la participación del mayor ídolo de la época, Arthur Friedenreich), y Futebol em Família, de 1938.14 Es interesante señalar que este film llevó al celuloide el contexto que predominaba durante los años '20 en el escenario brasileño, por un lado, las dificultades en reconocerlo como profesión; por otro, su aspecto irresistiblemente seductor. En él, el personaje Leonidas Jaú "abandona las obligaciones escolares bajo la presión de la familia, que lo quería ver como profesor, para dedicarse al fútbol".15

Todo este panorama demuestra que el fútbol trascendía los límites de los estadios y se volvía un fenómeno social que no se limitaba a los aspectos emocionales y simbólicos, otorgando un principio de ciudadanía a un significativo sector de la población brasileña. Al final de un largo proceso de conquistas en el cual el principal papel fue desempeñado por las clases populares, la profesionalización vino a reconocer, al menos en el universo futbolístico, la igualdad entre pueblo y élite (muy a pesar de que los prejuicios -principalmente el racial- no habían desaparecido), además de incorporar al deporte como ideario del trabajo luego de los '30; aunque la profesión no fuese oficialmente reconocida -lo que sólo vino a acontecer en 1976-, el atleta, en la práctica, se transformase en trabajador. Y esto significaba mucho dentro del orden autoritario y corporativista de ese período, bajo el cual era la categoría "trabajo" y su legislación la que pretendía definir al ciudadano y a la ciudadanía.16

Para los que simplemente alentaban a su equipo, esto es, para la población en general, los medios de comunicación -principalmente la radio- actuaban de un modo decisivo para que se formase una comunidad imaginada17 en torno a la pelota. Si prácticamente todo el país ya conocía las emociones provocadas por el fútbol, a partir de esa época conocerá sus primeros ídolos populares nacionales, que movilizaron e integraron "litoral" y "sertao", como Domingos da Guia, Hércules de Miranda y, sobre todo, Leónidas da Silva. La diferencias sociales tan explícitas en otros niveles se van a minimizar bajo el efecto aglutinador del fútbol, brindando espacio para la formación de un sentimiento común de pertenencia a la sociedad brasileña, lo que coincidió con el proceso de reelaboración de elementos de reclamo popular promovido por el gobierno de Getulio Vargas con vistas a la unificación cultural del país, estableciendo una homogeneidad en medio de la diversidad.18

Si el país ya estaba con los botines puestos, la patria también luego se los pondría, gracias a la Copa del Mundo, competencia organizada por la FIFA cada 4 años y que comenzó a disputarse en 1930. En las dos primeras ediciones del torneo, realizadas en Uruguay y en Italia, respectivamente, la participación brasileña fue limitada, la primera vez, por conflictos de poder entre dirigentes de Río y Sao Paulo; en la segunda, por las luchas entre "amateuristas" y "profesionalistas". En 1938, sin embargo, con esas disputas resueltas, el sentimiento popular se encuentra con el nacionalismo del recién instaurado Estado Nuevo, y ambos convergen en la selección de fútbol. Tres meses antes del inicio de la competencia, realizada en Francia, buena parte de las expectativas y preocupaciones nacionales ya se referían al desempeño de aquellos que defenderían el nombre de Brasil en el exterior.19 Luego, la partida de la delegación para Europa sólo podría haber sido una "apoteosis", según la Gazeta:

"Millares de personas, enfrentando el mal tiempo se dirigieron a los muelles Mauá para decirle su adiós a los "ases" ilustres, dándoles un gran aliento en la hora en que partían hacia tierra extraña en busca de mayor gloria para el Brasil deportivo.

Desde medio día, por lo tanto dos horas antes de la "partida" del "Arlanza", el pueblo comenzó a acudir a los muelles, que cerca de las 14 horas presentaba un aspecto grandioso y un ambiente de intensa agitación. La multitud se apretujaba en la plaza Mauá, ocupando todos los lugares desde donde fuese posible ver mejor la llegada de los "ases". Estos, a medida que iban apareciendo, se volvían blancos por las entusiastas aclamaciones que surgían sinceras de aquella multitud. Un extenso cordón de vallas fue instalado bajo la fuerte vigilancia de un contingente de la Guardia Municipal, con el fin de evitar que el pueblo, llevado por su enorme entusiasmo, opusiese alguna dificultad al embarque de la delegación. (...)

El "Arlanza" zarpó a las 14.20 horas. Y mientras se alejaba el barco, la multitud, exaltada, ovacionaba frenéticamente a los "ases" brasileños que, desde la cubierta, retribuían las aclamaciones con un agitar de pañuelos. Sólo cuando el "Arlanza" desaparecía de la vista, la masa humana, dejó los muelles, segura de que, en tierras lejanas, los "ases" ilustres jugarán con el pensamiento en la patria distante, recordando, siempre, el grito de entusiasmo y de estímulo que partió de millares de brasileños en la hora del embarque y que es el grito unísono del país entero."20

Parecía la emocionante partida para una guerra; esa relación no es del todo incorrecta en la opinión de algunos autores, que sugieren que las naciones encuentran su plena expresión a través de dos formas: la guerra y el deporte.21 Ubicando a la patria por encima de todo, ambas comprenden la lucha, la competencia, contra un enemigo común, volviéndose así momentos de afirmación de las diferencias de un pueblo frente a otros (o a otro, o extranjero, o desconocido, o diferente) y promoviendo la autoidentificación entre los habitantes de un mismo país. En el caso de la Copa de 1938 y su impacto sobre el Brasil, se consolidaba así la idea de "pertenencia" a través de la identidad nacional representada por la selección de fútbol.

Con el auxilio de los medios de comunicación, se incorporó al equipo el ideario del Estado Nuevo, y ambos impregnaban a todo el país. Los jugadores eran representantes de Brasil en el exterior, y de ellos se esperaba lo mismo que de la nación: coraje, disciplina y, por encima de todo, patriotismo. Pero lo más importante era que la población brasileña veía que esos representantes no le eran extraños; por el contrario, habían salido de su seno: eran negros, mulatos, hijos de inmigrantes; precisamente aquellos que habían tomado el fútbol de los pies de la élite para transformarlo en una de las expresiones populares más enraizadas en nuestra sociedad. A pesar de la enorme importancia de la ideología nacionalista en ese momento, esa identificación primaria, de la población con los jugadores y de éstos con la nación, fue fundamental para promover la cohesión nacional en torno al fútbol.

En el '38, la selección llegó a la semifinal del torneo, pero no pudo superar a la poderosa Italia, cuyo equipo era prácticamente el mismo que ya había salido campeón en el '34; mientras los italianos, para alegría de Mussolini, se encaminaban hacia la conquista del bicampeonato mundial, el equipo nacional disputó el tercer lugar contra Suecia. Aún venciendo, y conquistando de esta manera la mejor ubicación brasileña en Copas del Mundo hasta entonces, el puesto parecía no interesar tanto a un país en el cual hasta el presidente dejó registradas sus impresiones respecto de los partidos del equipo y su impacto junto a la población. Luego de la derrota frente a los italianos, Vargas anotó en su diario:

"Despacho con los ministros militares. No tuve audiencias. El juego de football monopolizó las atenciones. La perdida del equipo brasileño contra el italiano provocó una gran decepción y tristeza en el ánimo público, como si se tratase de una desgracia nacional.22

"Desgracia nacional": la vinculación entre pueblo y fútbol era tan intensa que ni el presidente-dictador dejó de notarla en medio del expediente burocrático y graves rumores de conspiración contra su gobierno; esa percepción tal vez haya sido decisiva para la inclusión de los deportes en el proyecto de unificación cultural del Estado Nuevo. Luego de popularizarse, se volvió un medio de supervivencia y, luego, una forma de trabajo, el fútbol se transformará en "patrimonio nacional" por el régimen. Se puede decir que la Copa de 1938 marca un cambio en el rumbo del desarrollo del fútbol en Brasil, que llegará hasta ese punto como reflejo de su popularización; a partir de allí, el Estado asume el control, lo que queda explícito con la creación del Consejo Nacional de Deportes (CND) en 1941, cuya idea era estatizar, moralizar y disciplinar el deporte brasileño; lo cual significaba, adecuarlo al orden corporativo de entonces.23

Si el fútbol ya era popular y movilizador, a partir de los años '30 pasa a ser utilizado en forma sistemática por los gobernantes como forma rápida de llegar "a las masas". Es, sin duda, una apropiación ideológica condenable, pero eso no quiere decir que sea ésta su única dimensión sociopolítica; al contrario: mientras no se resuelva de otra manera, el fútbol continuó (y continúa) siendo una forma que tienen los sectores excluídos de nuestra sociedad de conquistar el acceso a bienes y derechos que les son contínuamente vedados; de los cuales el primero quizás sea el derecho a sentirse brasileños.


Notas:


1 . Este texto es una versión ligereamente modificada de mi exposición presentada en el XIX Simposio Nacional de Historia de ANPUH, realizado em Belo Horizonte (MG) del 20 al 25 de julio de 1997.


2 . MURAD, Mauricio. Dos Pés à Cabeça. Elementos Básicos de Sociologia do Futebol. Rio de Janeiro: Irradiação Cultural, 1996. pp. 129-130.


3 . Cf. MAZZONI, Thomaz. "Ante a vitoria...". Problemas e Aspectos do Nosso Futebol. São Paulo: A Gazeta, 1939. p. 161.


4 . Cf. SANTOS, Joel Rufino dos. História Política do Futebol Brasileiro. São Paulo: Brasiliense, 1981. (Tudo é História, 20). p. 47.


5 . "Os jogadores da Apea estão tratando da fundação de uma entidade de classe". A Gazeta - Edição Esportiva. São Paulo, 29 de fevereiro de 1932, p. 7.


6 . Sobre el proceso de oficialización del profesionalismo en el fútbol brasileño ver: CALDAS, Waldenyr. O Pontapé Inicial. Memória do Futebol Brasileiro (1894-1933). São Paulo: IBRASA, 1990. Especialmente pp. 203-223. Lo mismo se puede encontrar en forma resumida en CALDAS, Waldenyr. "Aspectos sociopolíticos do futebol brasileiro". Revista USP - Dossiê Futebol, cit., pp. 44-45.


7 . ROSENFELD, Anatol. "O Futebol no Brasil". Negro, Macumba e Futebol. São Paulo / Campinas: Perspectiva / Edusp / Editora da Unicamp, 1993. p. 85.
8 . Cf. SUSSEKIND, Hélio. Futebol em Dois Tempos. Rio de Janeiro: Relume-Dumará / Prefeitura, 1996. (Arenas do Rio, 2). p. 22.


9 . MAZZONI, Thomaz. "A imprensa e os pequenos clubes". Op. cit., p. 64.


10 . Idem, p. 65.


11 . Cf. CALDAS, Waldenyr. Luz Neon: Canção e Cultura na Cidade. São Paulo: Studio Nobel / SESC, 1995. pp. 49-53.


12 . Cf. Programa comemorativo dos 44 anos da Rádio Record de São Paulo, presentado el 11/06/1975. Acervo del Museo de la Imagen e del Sonido de Sao Paulo (MIS/SP). Sector de Documentación - Cinta cassete tomo 31.1-3.


13 . "Lembrando para ser irradiado o jogo de hoje". A Gazeta - Edição Esportiva. São Paulo, 08 de maio de 1932, p. 7.


14 . Todo este párrafo debe mucho al texto de WOLF, José. "Cinema e futebol: uma história em dois campos". in: Cinema Brasileiro: 8 Estudos. Rio de Janeiro: MEC / Embrafilme / Funarte, 1980. pp. 209-212. Cabe notar que este fue el único texto encontrado respecto del fútbol como tema de cinematografía nacional, desde sus orígenes hasta la década de 1970.


15 . VIEIRA, João Luiz. "A chanchada e o cinema carioca (1930-1955)". in: RAMOS, Fernão (org.). História do Cinema Brasileiro. São Paulo: Círculo do Livro, s/d. p. 181, nota 26.


16 . Cf. SANTOS, Wanderley Guilherme dos. "Do laissez-faire repressivo à cidadania em recesso". Cidadania e Justiça. A política social na ordem brasileira. Rio de Janeiro: Campus, 1979; QUIRINO, Célia Galvão & MONTES, Maria Lúcia. Constituições Brasileiras e Cidadania. São Paulo: Ática, 1987 (Fundamentos, 20).


17 . Cf. ANDERSON, Benedict. Nação e Consciência Nacional. São Paulo: Ática, 1989. p. 14. En este libro, Anderson define "nación" como que es una "comunidad política imaginada, e imaginada como implícitamente limitada y soberana". Más allá de la importancia de los términos "limitada" y "soberana", lo que interesa aquí es la relación "imaginaria" presente en la construcción de las naciones, conforme el Autor la explicita: "Ella [la nación] es imaginada porque al igual que los miembros de las naciones pequeñas jamás conocerán a la mayoría de sus compatriotas, ni los encontrarán, ni siquiera oirán hablar de ellos, aunque en la mente de cada uno esté viva la imagen de su comunión". Cabe notar que Anderson destaca a la prensa (y, de modo general, a los medios de comunicación) como uno de los elementos fundamentales para a formación de esa imagen de comunión.


18 . Cf. VIANNA, Hermano. O Mistério do Samba. Rio de Janeiro: Editora UFRJ / Jorge Zahar Editor, 1995. p. 61. Respecto de los cambios en el campo de la cultura promovidos por el gobierno de los post '30, ver también CANDIDO, Antonio. "A Revolução de 30 e a Cultura". Novos Estudos CEBRAP. São Paulo, v. 2, no. 4, abril 1984.


19 . Cf. "Cuida-se com patriotismo e enthusiasmo da nossa selecção á 'Taça do Mundo'". A Gazeta - Edição Esportiva. São Paulo, 14 de março de 1938, p. 5. Uno de los subtítulos de ese texto demuestra el tono que ya predominaba entonces: "en minoría insignificante los inevitables derrotistas".


20 . "Uma apotheose o embarque da embaixada brasileira para a França!". A Gazeta - Edição Esportiva. São Paulo, 02 de maio de 1938, p. 2.


21 . Cf. DUKE, Vic and CROLLEY, Liz. Football, Nationality, and the State. Essex: Longman, 1996. p. 4. Sobre la experiencia de la guerra influyendo en la organización de las competencias deportivas internacionales (especialmente los Juegos Olímpicos), ver SILVA, Francisco Carlos Teixeira da. "Jogos do poder. O ideal olímpico resiste a manipulações, preconceitos e fanatismos". Ciência Hoje, vol. 20, no. 121.


22 . VARGAS, Getúlio. Diário. Rio de Janeiro / São Paulo: Editora FGV / Siciliano, 1995. Volume II (1937-1942), p. 140 (día 16 de junio de 1938). Las anotaciones sobre los demás partidos de la selección brasileña se encuentran en las páginas 138 (dia 5 de junio, Brasil 6x5 Polonia) y 140 (días 12, Brasil 1x1 Checoeslovaquia, y 14 de junio, Brasil 2x1 Checoeslovaquia, partido de desempate).


23 . Cf. MANHÃES, Eduardo Dias. Política de Esportes no Brasil. Rio de Janeiro: Graal, 1986.

 

 


 

 

 

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