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Introducción
El Campeonato Mundial de Fútbol
es el acontecimiento deportivo máximo a nivel planetario. Desde su
primera edición, celebrada en Uruguay en 1930, la competición de la FIFA por excelencia no ha dejado de crecer
en prestigio y popularidad.
La singular idea de hacer que
las mejores selecciones del planeta compitiesen por el título de campeonas
del mundo fue posible gracias a un grupo de visionarios administradores futbolísticos
franceses, dirigidos en 1920 por el innovador Jules Rimet. El trofeo original,
de oro, recibió el nombre de Jules Rimet y se disputó tres veces
en la década de los 30, antes de que la Segunda Guerra Mundial interrumpiese
la competición durante doce años.
Sin embargo existía ya
un precedente, en 1905, la FIFA
sube a once el número de sus asociados, que junto a las cuatro federaciones
británicas sumaban quince en total. De esta forma se acordó
organizar el primer Campeonato Internacional de Fútbol. Los países
se distribuirían en cuatro grupos en una fase eliminatoria. Luego los
ganadores de cada grupo jugarían una fase final en Suiza,
quedando los grupos conformados de esta forma:
1. Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda.
2. España, Francia, Bélgica y Holanda.
3. Suiza, Italia, Austria y Hungría.
4. Alemania, Dinamarca y Suecia.
El 31 de agosto de 1905, cuando
expiraba el plazo para inscribir a los equipos en el certamen internacional,
ninguno de los participantes había confirmado su asistencia, postergándose
el torneo internacional de fútbol. La iniciativa, entonces, quedó
aplazada y el inglés D. B. Woolfall, quien en 1906 sustituyó
a Robert Guérin en la presidencia de la FIFA, no demostró interés
en impulsarla.
Tras su reanudación, en
1950, la Copa Mundial progresó con rapidez hasta adquirir su indiscutible
condición de mayor acontecimiento deportivo, de una única disciplina,
del mundo moderno. Disputada en Europa y en América sucesivamente
desde 1958, la Copa Mundial marcó un nuevo hito cuando, en mayo de
1996, el Comité Ejecutivo de la FIFA decidió que la edición
de 2002 fuese organizada conjuntamente por Corea y Japón.
Desde 1930, los 16 torneos sólo
han tenido siete campeones distintos. No obstante, la Copa Mundial se ha visto
marcada por momentos sorprendentes que han contribuido a escribir la historia
del fútbol, como el triunfo de Estados
Unidos sobre Inglaterra en
1950, la derrota de Italia ante Corea del Norte en 1966, el ascenso de Camerún en los años 80 o su victoria sobre Argentina, defensora del título, en el primer partido de la edición
de 1990.
A propuesta del Comité
Ejecutivo, el Congreso de la FIFA del 28 de mayo de 1928 decidió llevar
a cabo un Campeonato Mundial organizado por la FIFA. Sólo debía
escogerse la asociación organizadora. Hungría, Italia, Holanda,
España, Suecia y Uruguay presentaron sus candidaturas. Desde el principio, Uruguay figuraba como
favorito. Además, el bicampeón olímpico (1924 y 1928)
conmemoraba en 1930 el centenario de su independencia.
El 18 de julio de 1930 se inauguró
en el estadio Centenario de Montevideo el Primer Campeonato Mundial. Suecia e Italia presentaron su candidatura
al segundo Campeonato Mundial. El Comité Ejecutivo optó por Italia. Cuatro años más tarde, Jules Rimet, el "Padre
del Campeonato Mundial", vio cumplido su gran sueño: el Campeonato
Mundial se disputó en Francia,
su país natal. Ese Mundial fue boicoteado por los países sudamericanos
dado que el Mundial tenía que tener como sede un país americano
(sólo participaron Brasil y Cuba).
El Campeonato Mundial debía
haberse disputado por cuarta vez en 1942. No obstante, en el Congreso de 1938
celebrado en París se renunció a designar un país organizador,
por lo que el Campeonato de 1942 nunca se celebró. El siguiente Congreso
no se celebró hasta el 1º de julio de 1946 en Luxemburgo. Para
el Campeonato de 1949 (que se pospuso un año por falta de tiempo) sólo
se presentó un candidato y Brasil fue elegido por unanimidad. Al mismo tiempo, se concedió
a Suiza una opción para
el año 1954.
En 1946 regresaron las asociaciones
británicas a la FIFA. De nuevo, este éxito fue posible gracias
a las dotes diplomáticas de Jules Rimet, quien encontró dos
interlocutores de amplias miras en las personas de Arthur Drewry y Sir Stanley
Rous. Cuatro años más tarde, durante el 5º Campeonato Mundial
celebrado en Suiza, cuando tenía
80 años de edad, Jules Rimet se retiró del cargo durante el
Congreso de Berna.
El cuarto Presidente de la FIFA
fue el belga Rodolphe William Seeldrayers. En sus nuevas funciones, celebró
el 50 aniversario de la FIFA, la cual contaba entonces con 85 asociaciones
miembro. Tras haber asistido, como Vicepresidente, a Jules Rimet durante 25
años, falleció en octubre de 1955. Su sucesor fue el inglés
Arthur Drewry, elegido el 9 de junio de 1956. Drewry había ocupado
la función de presidente interino durante medio año. Fue también
Presidente de la Comisión de Estudio de los nuevos Estatutos de la
FIFA y, en 1958, inauguró en Estocolmo el 6º Campeonato Mundial.
Este fue un gran torneo que Brasil ganó de forma soberana. Arthur Drewry falleció el 25 de marzo
de 1961 a la edad de 70 años.
El operativo de la FIFA estuvo
controlado por el suizo Ernst B. Thommen hasta el Congreso Extraordinario
celebrado el 28 de septiembre de 1961. Thommen, quien había sido Presidente
de la Comisión Organizadora del Campeonato Mundial en 1954, 1958 y
1962, aportó mucho a la Federación Internacional de Fútbol.
Sir Stanley Rous fue elegido 6º Presidente de la FIFA.
Además, la transmisión
por televisión de la Copa Mundial contribuyó enormemente a la
expansión mundial del fútbol. Sus fondos provenían únicamente
de los beneficios de las Copas Mundiales y, con esos ingresos, debían
organizar el presupuesto de cuatro años. Realmente no se podía
conseguir más con los medios a disposición. El 11 de junio 1974,
en Francfort, el brasileño Dr. João Havelange se hacía
con las riendas de la Federación Internacional de Fútbol.
Desde el momento en que la Confederación
Sudamericana de Fútbol presentó su candidatura a la presidencia
de la FIFA, en 1970, el Dr. Havelange comenzó a buscar soluciones a
los grandes problemas del fútbol mundial. Cuando fue elegido en el
39º Congreso de 1974, estaba decidido a considerar el fútbol no
sólo una competición, sino también a buscar nuevas vías
para conseguir un desarrollo técnico del fútbol mundial y preparar
a las nuevas generaciones para ello.
Su entrada en la sede de la FIFA
en Zúrich supuso el nacimiento de una nueva era. En épocas anteriores,
dependiendo únicamente de los ingresos de la Copa Mundial, la FIFA
había tenido que ser muy conservadora. La administración se
había concentrado en conservar y mantener el estatuto alcanzado. En
muy poco tiempo, el Dr. Havelange transformó una institución
puramente administrativa en una empresa dinámica con muchas ideas y
el deseo de ponerlas en práctica. La dirección actual de la
sede de la FIFA en Zúrich no ha cambiado desde entonces, pero la romántica
Villa Dewald en el Zurichberg, donde, en 1974, 12 personas coordinaban el
destino del fútbol mundial, ha sido sustituida por un moderno edificio
de oficinas que acoge a más de 120 empleados con cada vez más
trabajo.
Durante los últimos 25
años, la FIFA ha conseguido extender su campo de influencia a todo
el mundo, no sólo en el ámbito deportivo, sino también
en otros sectores de nuestra sociedad, como el comercial y el político.
El fútbol, en más de una faceta, se ha extendido en regiones
completas y entre la gente. Con más de 200 millones de jugadores en
activo, el fútbol se ha convertido en una de las más flamantes
industrias del ocio, abriendo nuevos mercados en el mundo no sólo para
la FIFA, sino para el resto de las naciones.
Aún se debe explotar el
potencial latente, particularmente en Asia y Norteamérica.
Desde mediados de 2000, el crecimiento de la FIFA ha sido insólito,
alcanzando la cifra de 204 asociaciones afiliadas y convirtiéndose
así en una de las mayores federaciones deportivas internacionales y,
evidentemente, en una de las más populares, con más de 200 millones
de miembros activos.
El 8 de junio de 1998, Joseph
S. Blatter (Suiza) sucedió a João Havelange y fue elegido octavo
Presidente de la FIFA. Esta victoria obtenida en el 51º Congreso ordinario
de la FIFA, celebrado en París, Francia,
llevó a Joseph S. Blatter, quien ya había prestado sus servicios
a la Federación Internacional en varios cargos durante más de
veintitrés años, a la máxima posición del fútbol
internacional.