
Índice de
contenidos
1- Historia
2- Momentos
claves en la historia y evolución del fútbol moderno
1-
Historia
La historia moderna del fútbol,
como actualmente se lo concibe, abarca casi unos 150 años de existencia.
Comenzó en el año 1863, cuando en Inglaterra se separaron los caminos del "rugby-football" y del "association
football" y se fundó la Asociación de Fútbol más
antigua del mundo: la "Football Association".
Ambos tipos de juego tienen la misma raíz y un árbol genealógico
de muy vasta ramificación. Esta prehistoria conoce al menos una media
docena de diferentes juegos, en algunos aspectos más o menos similares,
que pueden ser la fuente originaria del fútbol y de su desarrollo histórico.
Dos cosas son claras: el balón se jugaba con el pie desde hace ya miles
de años y no existe ningún motivo para considerar el juego con
el pie como una forma secundaria degenerada del juego "natural"
con la mano.
Todo lo contrario: aparte de
la necesidad de tener que luchar con todo el cuerpo (empleando también
las piernas y los pies) por el balón en un gran tumulto, generalmente
sin reglas, parece que, ya muy al comienzo, se consideraba una cosa extremamente
difícil y, por lo tanto, muy hábil, dominar el balón
con el pie.
La forma más antigua de
fútbol se remonta a la China de los siglos II y III A.C. Existe un libro de instrucción militar
(de la época de la dinastía Han) en el cual figura, bajo el
apartado de “ejercicios físicos”, el Ts'uh Kúh,
que significa “dar patadas”. Era este un ejercicio en el cual
una bola de cuero rellenada con plumas y pelos tenía que ser lanzada
con el pie a una valla hecha con largas varas de bambú, de unos 30
a 40 cms apertura y con una pequeña red. Esto implicaba ya una muestra
de habilidad que requería mucha destreza y técnica.
Existe también otra versión,
según la cual los jugadores estaban obstaculizados en el camino a su
meta, pudiendo jugar el primitivo balón con los pies, el pecho, la
espalda y los hombros - pero no con las manos -, teniendo que salvar los ataques
de un contrario.
Del Lejano Oriente proviene otra
forma diferente, el Kemari japonés,
el cual es mencionado por primera vez unos 500 a 600 años más
tarde y que aun se juega hoy en día. Es este un tipo de fútbol
en círculo, mucho menos espectacular, pero mucho más digno,
solemne y cortés, más parecido a un ejercicio ceremonial, que
bien exige cierta habilidad y equilibrio psicofísico, pero que no tiene
ningún carácter competitivo como el juego chino y no representa
ninguna lucha por el balón. En una superficie relativamente pequeña,
los actores, entre seis y ocho, vestidos de seda, se pasaban el balón,
llamado mari, que estaba hecho con una ubre de cierva, tenía unos 22
centímetros de diámetro y estaba relleno con desechos orgánicos,
sin dejarlo caer al suelo.

En China el juego se desvirtuó y adquirió un carácter lucrativo
al aparecer las apuestas, inclusive se llegaron a disputar partidos entre
China y Japón, en lo que se conoce como los primeros partidos de
fútbol internacionales.
Mucho más animado era
el "Episkyros" griego,
del cual se sabe relativamente poco, salvo el hecho de que idearon una
eficaz pelota sin relleno (rellena de aire) y que su juego dio origen
al balonmano, al rugby y también al hockey, pues llegaron a arrastrar
el balón con un pequeño palo curvo. Mientras tanto en Persia
los juegos de “pelota” similares al fútbol y el polo
se jugaban con las cabezas de los criminales o los prisioneros de guerra.
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A la izquierda jugadores de kemari, en el centro relieve griego con un jugador y a la derecha antiguo partido de rugby. |
Por su parte los romanos tenían
una versión similar del juego al que llamaban Harpastum, se jugaba
con un balón más chico y dos equipos (cuyo número de
integrantes era variable) se medían en un terreno rectangular, limitado
con líneas de marcación y dividido con una línea mediana,
teniendo que ser la pelota lanzada detrás de la línea de marcación
del adversario. Se hacían pases, se eludía, los miembros de
un equipo se repartían una serie de tareas tácticas y el público
los incitaba, con gritos, en sus rendimientos y resultados. Este deporte fue
muy popular entre los anos 700 y 800 y se utilizaba en la milicia como divertimento
y ejercicio físico.
Este
juego fue introducido más tarde en Bretaña, pero es muy
dudoso que pueda ser considerado como el precursor del fútbol,
al igual que el Hurling, que era muy popular entre la población
celta y que se practica, todavía hoy, en Cornwell y en Irlanda.
De todas maneras, el desarrollo decisivo del juego que hoy conocemos bajo
el nombre de fútbol tuvo su origen en Inglaterra y Escocia.
El juego que floreció
desde el siglo VIII hasta el siglo XIX en las Islas Británicas,
practicado en las formas más diversas según el lugar o la
región, y que luego se perfeccionó hasta el fútbol
que conocemos hoy - y en otra dirección al rugby - se diferenciaba
notoriamente en su carácter de las formas conocidas hasta entonces.
No estaba regulado, era más violento y espontáneo y no tenia
limitación en el número de participantes. Muchas veces se
jugaba ardientemente entre pueblos enteros y pequeñas ciudades,
a lo largo de las calles, a campo traviesa, a través de zarzales,
cercados y riachuelos.
El tamaño
y el peso del balón fueron determinados recién nueve años
después de la primera fijación de las reglas de fútbol,
en 1863. Hasta ese entonces la reglamentación se decidía siempre
cuando se acordaba una competición (como en un partido entre Londres
y Sheffield, en 1866, evento donde además se acordó, por primera
vez, la fijación de la duración del partido en una hora y media).
A la categoría
del "fútbol masivo", sin limitación del número
de participantes y sin reglas demasiado estrictas (según un antiguo
manual de Workington, Inglaterra,
todo estaba permitido para llevar el balón a la meta contraria,
con excepción de asesinato y el homicidio), pertenece, por ejemplo,
el Shrovetide Football, que se practica todavía hoy los martes
de carnaval en algunos centros tradicionalistas, pero de manera mucho
más atemperada y sin las muertes que esta práctica provocaba
en sus inicios. Según se cree, este juego tiene origen anglosajón.
Sobre su primera aparición
existen varias leyendas. En Kingston-on-Thames y en Chester se cuenta que
el primer “partido” se jugó con la cabeza decapitada de
un monarca invasor de origen danés. En Derby, el origen se remonta
más atrás aún: se dice que este juego surgió espontáneamente
en una fiesta de regocijo después de una victoria sobre los romanos
en, el siglo III A.C.
A pesar de las leyendas de Kingston
y Chester, contra el origen anglosajón de esta práctica habla
el hecho de que no se hace ninguna mención del juego en la patria de
los anglosajones por esa época y que no figura en la antigua literatura
anglosajona sino que aparece sólo antes de la conquista normanda, en
una pequeña fuente celta que hace mención del juego de la pelota.
Sin embargo, existe otra posibilidad
de origen: mientras que en los primeros siglos se jugaba este tipo de fútbol
masivo en la Isla, en Francia,
principalmente en Normandía y Bretaña, se practicaba un juego
que no tenía conexión con el harpastum romano y se llamaba soule.
Era practicado por todas las clases sociales y fue prohibido en 1319 por el
rey Felipe V y después en 1369 por Carlos V debido a la violencia que
entrañaba.

Quizás fue en esta forma
que los normandos llevaron la lucha por el balón a Inglaterra.
La imagen es realmente enmarañada y complicada. Mucho más complicada
que la reglas simples de este tipo de juego, si es que se puede hablar de
reglas.
Lo que sí parece ser cierto, es que, en muchos casos, existían,
además de la impetuosidad, una fuerza y una habilidad, turbulentas
y caóticas, que estaban íntimamente ligadas a ritos de fertilidad.
La pelota simbolizaba el sol. Había que conquistarla para asegurarse
una buena cosecha, la cual dependía mucho del astro rey, y llevarla
a través de un campo para asegurar un buen crecimiento del cultivo,
defendiéndola de la intervención de los adversarios.
En este mismo sentido se jugaban
partidos entre hombres casados y solteros, tradición que se conservó
en algunos lugares de Inglaterra durante siglos, o partidos entre mujeres
casadas y solteras en Inveresk (Escocia)
a fines del siglo XVII (se cuenta que ganaban siempre las mujeres casadas,
quizás por obligación).
Por más que los eruditos
disputen sobre el origen del juego y sobre las influencias de los cultos,
una cosa está clara: el fútbol floreció hace más
de mil años en sus diferentes formas primarias en Inglaterra y Escocia, esa zona que
consideramos hoy como la patria de este deporte. Pero también lo hizo
en Irlanda y Gales.
Una serie de prohibiciones y severas advertencias nos demuestran la gran popularidad
que tenía el deporte y lo poco que podían hacer las autoridades
más altas contra este juego, a pesar de las severas amenazas de castigo.
En el año 1314, el alcalde
de Londres se vio obligado a prohibir el fútbol dentro de la ciudad,
bajo pena de cárcel, a causa del ruido que ocasionaba. Asimismo el
rey Eduardo III promulgó en 1331 un decreto enérgico con el
cual quiso eliminar el fútbol por provocar escándalo público.
Generalmente estos violentos y peligrosos juegos estaban asociados con el
carnaval, por lo que fueron llamados fútbol de carnaval.
Durante la guerra de los cien
años que mantuvieron Inglaterra y Francia entre 1338 y 1453,
el fútbol no fue bien visto en la Corte, pero esta vez por otras razones:
Eduardo III, Ricardo II, Enrique IV y Enrique V impusieron una pena a todos
los que practicaran el fútbol, ya que este entretenimiento privaba
a sus súbditos de practicar los mucho más útiles ejercicios
militares, principalmente el tiro con arco, ya que los arqueros eran una pieza
muy valiosa e importante en el ejercito inglés de aquella época.
Todos los reyes escoceses del
siglo XV se sintieron obligados a emitir duras advertencias y prohibiciones
contra el fútbol. Muy famoso es el decreto publicado por el parlamento
convocado por Jaime I en Perth, en 1424: "That no man play at the Fute-ball"
(Que ningún hombre juegue al fútbol). Todo esto no sirvió
de mucho. El amor hacia la lucha por el balón no pudo ser extirpado.
La locura futbolística
fue muy violenta durante la época isabelina en Inglaterra.
Al entusiasmo futbolístico local se puede quizás agregar
la influencia de la Italia del Renacimiento, ya que en los siglos XVI y XVII, principalmente
en Florencia, pero también en Venecia y otra ciudades, se conocía
una forma de juego propio llamado calcio (giuoco del calcio,
"juego de la patada") .
Este juego se disputaba
entre dos equipos de 27 jugadores con seis árbitros. Aquí
se permitía el uso tanto de las manos como de los pies, estaba
mejor reglamentado y era un espectáculo muy impresionante cuando
en ciertos días festivos en Florencia, se enfrentaban en la Piazza della Novere los equipos vestidos en galante manifestación
con libreas de colores.
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Jugadores italianos practicando el calcio. |
Por esa época, en Inglaterra,
el juego siguió siendo rudo y poco elegante, pero encontró a
un seguidor prominente, que lo alababa por otras razones diferentes a las
de los jugadores, con su simple placer en la lucha por el balón. Richard
Mulcaster, el famoso pedagogo, director de los renombrados colegios de Merchant
Taylors' y de St. Pauls, le adjudicó a la causa valores educativos
positivos: señaló que el fútbol fomentaba la salud y
la fuerza, que había que eliminar las brusquedades y la gran dureza,
que sería ventajoso para el juego limitar el número de participantes
y que se necesitaba un árbitro.
Hasta entonces, la oposición
al fútbol se debía a reflexiones prácticas, pues se decía
que era el causante de tumultos y daños materiales, como, por ejemplo,
en 1608 en Manchester, donde una nueva prohibición fue justificada
con la explicación de que el fútbol causaba muchas roturas de
vidrios de ventanas.
En el correr del siglo XVI, se
sumaron otros ataques: en los lugares donde comenzó a expandirse el
puritanismo, se hacia también la guerra a los entretenimientos "libertinos"
y, entre ellos, figuraba el deporte en general, con el fútbol a la
cabeza. Se lo consideraba, en primer lugar, como un perturbador del descanso
dominical. Ataques similares fueron dirigidos también contra el teatro,
en el cual los puritanos comprometidos veían una fuente de ocio y de
vicio. Dan comienzo así unos aburridos domingos privados de entretenimientos
a causa de las prohibiciones establecidas por los puritanos (pese a que se
cuenta que justamente, Oliver Cromwell, fue un robusto jugador de fútbol
en su juventud).
De ahí en adelante, el
fútbol será una cosa tabú los días domingo y una
serie de edictos reales llegarán a suprimir estos juegos que tuvieron
su auge durante los períodos Tudor y Estuardo. Pero más adelante,
con la etapa de la restauración y el reinado de Carlos II, fueron rehabilitados
y trescientos años después se los pudo practicar de nuevo, primero
en forma no oficial y luego oficialmente, aceptado por la "Football Association",
pero dentro de una medida sumamente modesta.
A mediados del año 1681
volvió a Londres el Conde Albermale, procedente de Italia donde había ejercido larga misión diplomática en nombre
de Inglaterra, su país, informó entonces al Rey Carlos II sobre
un juego de gran belleza, no exento de violencia que era pasión en
tierra italiana, sobre todo en Florencia; era el “calcio”. A diferencia
de los ingleses, que practicaban un deporte mucho más violento y agresivo,
jugado por las clases incultas del país, en Italia el calcio era practicado por nobles e intelectuales, hasta el punto de que
tres famosos jugadores de “calcio” : Julio de Médicis, Alessandro Octaviano de Médicis y Maffeo Barberini, fueron después elevados a jerarcas máximos
de la iglesia católica con los nombres de Clemente VII, León
XI y Urbano VIII.
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No obstante todas estas influencias
no pudieron extirpar el fútbol de la Isla, por más duras que
ellas fueran. En Derby, por ejemplo, las autoridades intentaron continuamente,
entre 1731 y 1847, poner fin al fútbol masivo en las calles, teniendo
que aplicar al final una ley contra la insurrección para alcanzar su
meta.
Durante varios siglos no se registró
casi ningún desarrollo perceptible en el fútbol. Este deporte,
prohibido durante 500 años, no pudo ser eliminado, pero tampoco salió
de su rudeza, violencia y falta de reglamentación. Recién a
comienzos del siglo XIX se vislumbra un cambio: el fútbol fue ganando
cada vez más terreno en los colegios, principalmente en los "public
schools", y fue en este ambiente que se renovó y refinó.
Pese a todo, el fútbol
continuaba siendo una práctica caótica y sin reglamentación,
es decir, no existía una forma determinada de juego. Cada colegio aplicaba
sus propias reglas, las cuales divergían, a veces, de manera considerable.
Aparte de aferrarse a las tradiciones, los terrenos de juego a disposición
determinaron cierto tipo de manera de jugar este deporte dado que en colegios
como Charterhouse, Westminster, Eton, Harrow, Winchester y Shrewsbury se jugaba
en amurallados patios de suelos empedrados que no permitían la práctica
de partidos en masa, siendo más importante la habilidad en el dribbling que la potencia del tumulto. Surgen así diferentes modalidades futbolísticas
como el Eton wall game, el Eton field game, o el Harrow y Winchester football.
Por otro lado, los colegios como Cheltenham y Rugby tendían más
hacia el juego rudo, donde el balón se podía jugar y hasta llevar
con la mano.
Todas
estas formas primarias experimentaron un auge cuando en los círculos
educacionales se dejó de considerar el fútbol como un simple
medio de desahogo de la juventud y se le comenzó a reconocer valores
educacionales. Primero sirvió para distraer a sus participantes
de otros pasatiempos poco deseables, tales como la bebida y los juegos
de azar, pero luego se introdujo un modo de ver que llevó a una
especie de "culto del juego" en los public schools. En el fútbol,
juego de equipo, se descubrió un excelente medio de fomentar la
lealtad, la facultad de sacrificio, la colaboración mutua y la
subordinación a la idea de equipo. El deporte comenzó a
figurar en los horarios y la participación en el fútbol
se hizo obligatoria. Una contribución esencial al respecto provino
de parte del Dr. Thomas Arnold, director del colegio de Rugby.
En 1846 se hizo el primer intento
formal para establecer un reglamento, promovido por H. De Winton y J.C. Thring,
en la Universidad de Cambridge; ellos prepararon un encuentro entre representantes
de las escuelas públicas más importantes, buscando crear un
juego de reglas estandarizado. Llegaron a un acuerdo y formularon diez, conocidas
como “las reglas de Cambridge”.
Sin embargo, el juego se mantuvo
rudo: por ejemplo, estaba permitido patear la pierna de adversario debajo
de la rodilla, pero no estaba permitido sujetar al adversario y patearlo al
mismo tiempo. También estaba permitido jugar con la mano y, desde que
en 1823, para sorpresa de su equipo y de los adversarios, William Webb Ellis corrió con el balón debajo del brazo, se permitió llevar
también el balón con la mano. Muchos otros colegios adoptaron
las reglas elaboradas en Cambridge, otros se opusieron a este tipo de fútbol,
por ejemplo, Eton, Harrow y Winchester, donde no se permitía llevar
el balón con la mano y donde figuraba en primer lugar el dominio de
la pelota con el pie. También Charterhouse y Westminster apoyaron el
juego sin las manos, pero no se aislaron como algunos colegios, sino que fueron
los puntos de partida para la difusión de su propia versión
del juego.
En 1855 se fundó el club
de fútbol más antiguo del mundo, el Sheffield Football Club,
mientras que en 1862 surgió el Notts County, que viene a ser el club
de liga más antiguo. Al año siguiente, en 1863, el desarrollo
se fue acercando a una decisión. Nuevamente en la Universidad de Cambridge
se trató de hallar una base común y fijar reglas aceptables
para todos. La mayoría se pronunció contra los métodos
rudos, tales como hacer zancadillas, patear la canilla del contrario, etc.,
y también contra el juego con la mano. La fracción de Rugby
se retiró después de estos resultados. Ellos hubieran prescindido
de patear la pierna del adversario - cosa que se suprimió más
adelante de las reglas del rugby -, pero no querían prescindir del
juego con la mano y de llevar la pelota debajo del brazo.
La
reunión de Cambridge fue un intento de introducir Orden en el entrevero
de las reglas. Pero el impulso decisivo lo dio una serie de encuentros
que tuvieron lugar en los últimos meses del mismo año 1863
en Londres. Once clubes y colegios londinenses, interesados en darle una
base correcta a sus partidos por intermedio de un reglamento válido
para todos, enviaron a sus representantes (el 26 de octubre de 1863) a
la "Freemasons Tavern".
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Arriba podemos ver la Freemasons Tavern, a su derecha un partido de fútbol de fines del siglo XIX y finalmente un balón de la misma época. |
Los eternos puntos de discordia
- patear la canilla, hacer la zancadilla, llevar el balón con la mano
- fueron discutidos en detalle en esta reunión y en otras similares.
Finalmente, en la última reunión del 8 de diciembre, los férreos
defensores del rugby, que estaban de todas maneras en la minoría, se
retiraron definitivamente. No querían participar en un juego donde
no estaba permitido hacer la zancadilla, patear las canillas de los adversarios
o llevar el balón con la mano. En este punto divergían definitivamente
la opiniones. El 8 de diciembre de 1863 fue el día en que el fútbol
se separó del rugby. Esta separación fue más evidente
seis años más tarde, cuando en las reglas de fútbol se
prohibió en general el juego con la mano (no sólo llevar el
balón con la mano).
Ocho años después
de la fundación, en 1871, la Asociación
Inglesa de Fútbol contaba ya con 50 clubes. En octubre de ese año,
y a petición del secretario de la FA, Charles Alcock, se decide celebrar
la primera competición organizada de fútbol del mundo: la Copa
Inglesa. Esta primera competición se disputó al año
siguiente, en 1872, contó con quince participantes y fue ganada por
los Wanderers, que batieron en la final a los a los Royal Engineers.
Hasta 1892 casi todas las finales
se celebraron en Kennington Oval, Londres, que es más conocido por
el críquet. Hasta 1883 todos los ganadores fueron clubes de aficionados.
Los Wanderers ganaron seis veces; los Old Etonians obtuvieron la victoria
en dos ocasiones y fueron segundos en otras seis. Otro evento importante fue
la creación de la Liga de Fútbol en 1888, que se convirtió en
un modelo para otros países que posteriormente la imitaron.
Esta
adopción se desarrolló con rapidez en Europa y muchas otras partes del mundo a finales del siglo XIX. Los soldados
británicos, así como los marineros, funcionarios de las
colonias, hombres de negocios, ingenieros y maestros exportaron el juego
a través del mundo, como hicieron con el críquet y otros
deportes. La pauta fue la misma: mostraban una pelota, comenzaban a jugar
y luego invitaban a los locales a unírseles.
Mientras
que en el continente europeo y en otras partes del mundo casi no se hablaba
de fútbol organizado, en Gran Bretaña se organizaban ya partidos
internacionales, siendo disputado el primero el 30 de noviembre de 1872 en
Glasgow entre Inglaterra y Escocia. Considerando
estrictamente el asunto, los ingleses no tenían ninguna asociación
análoga con la que pudieran haber competido. Escocia e Inglaterra se
enfrentaron, cuando todavía no existía una Asociación
Escocesa, la cual se fundó recién tres años más
tarde. Contra Inglaterra jugó
el equipo de club escocés más antiguo, el Queen's Park FC. Como
dato anecdótico cabe agregar que en 1878 se realizó el primer
partido con luz eléctrica.
Con
el incremento del fútbol organizado y el ya sorprendente alto número
de espectadores, se presentaron los inevitables problemas con los cuales
tuvieron que enfrentarse los otros países mucho más tarde:
por ejemplo, el asunto del profesionalismo.
La primera referencia al respecto
data del año 1879, cuando un pequeño club de Lancashire, Darwen, alcanzó dos veces un empate sensacional contra el imbatible
Old Etonians, antes de que los famosos aficionados londinenses pudieran
asegurarse la victoria. Dos jugadores del equipo de Darwen, los escoceses
John Love y Fergus Suter, parecen haber sido los primeros en haber recibido
dinero por su arte futbolístico. Estos casos se multiplicaron y
ya en 1885, la F.A. estuvo obligada a legalizar oficialmente el profesionalismo.
Esto fue cuatro años antes de que se fundaran las primeras asociaciones
nacionales fuera del sector británico, la de Holanda y la de Dinamarca.
Después de la Asociación
Inglesa de Fútbol se fundaron la Asociación Escocesa de
Fútbol (1873), la Asociación del País de Gales (1875)
y la Asociación Irlandesa, en Belfast (1880).
Fuera de Inglaterra, el fútbol fue expandiéndose, principalmente
a causa de la influencia británica, primero lentamente y luego con
una mayor rapidez. En Viena había una gran colonia británica
que fue la responsable de la creación del primer club de fútbol
de Viena y del Club de Futbol y Críquet de Viena, del que derivó
el FK de Austria. El austriaco Hugo Meisl, un miembro del Club de Críquet de Viena y secretario de
la FA de Austria (fundada
en 1904), tuvo una gran influencia en el desarrollo del fútbol en Europa,
siendo el principal impulsor de la Copa
Mitropa (el prototipo de los eventos europeos de club modernos) y de las
competencias de la Copa de Naciones.
Dinamarca fue otro de los países europeos que comenzó pronto a practicar
el juego. En 1879 había un club inglés de fútbol en Copenhague,
en tanto que la FA danesa se fundó en 1889. En 1891 se fundo la Asociación
Futbolística en Nueva
Zelanda.
Un hombre de negocios italiano,
Edoardo Bisio, es considerado el introductor del fútbol estructurado
en la península, más específicamente en Turín,
en 1887. Inicialmente existieron ligas separadas para italianos y extranjeros
que se fusionaron en 1897. Pronto este deporte contagiaría a Génova
y Milán siendo el primer club italiano el Football Club Internazionale
(no confundir con el Inter de Milán), fundado en Turín en 1890,
creándose la federación ocho años después, compuesta
esta por cuatro equipos, el Génova, el F. B. C. Torinese, el Internazionale
di Torino y el Gymnastic Society of Torino.
En Hungría el juego comenzó en la década de 1890 (la F.A. se fundó
en 1901), y en el primer equipo húngaro había dos jugadores
ingleses. En Alemania y Holanda el juego arraigó hacia 1900 (cuando se fundó la FA alemana).
Hacia 1908 había 96 clubes holandeses. La F.A. holandesa se fundó
en 1889.
En 1887 dos propietarios
ingleses de hilanderías, los hermanos Charnock, introdujeron
el fútbol en Rusia,
cerca de Moscú. A finales de la década de 1890 la Liga
de Moscú estaba ya funcionando. A principios del siglo XX el
juego ya se había extendido por toda Europa,
y la mayoría de los países habían formado su asociación
de fútbol: Bélgica en 1885, Suiza en 1895, Alemania en 1900, Checoslovaquia en 1901, Noruega en
1902, Suecia en 1904, Finlandia en 1907, Luxemburgo y Rumania en 1908 y España en 1913.
En Sudamérica los marineros británicos jugaron al fútbol en Brasil en la década de 1870, pero su principal impulsor fue Charles
Miller, hijo de unos emigrantes ingleses, quien animó a los trabajadores
ingleses residentes a formar clubes (algunos ya existían para
el críquet). El primer club importante brasileño fue el Associação Atlética Mackenzie en São Paulo.
En Argentina el juego fue introducido por los residentes ingleses en Buenos Aires, y la
A.F.A. se fundó en 1891. Sin embargo, arraigó con cierta lentitud
y al final fueron los emigrantes italianos los que hicieron popular el juego.
Chile formó su federación en 1895, Uruguay en 1900 y Paraguay en 1906. La influencia británica en Sudamérica es evidente en los nombres de algunos clubes: Corinthians en Brasil, Everton y Rangers en Chile, Liverpool y Wanderers en Uruguay, River
Plate y Newell's Old Boys en Argentina.
Hasta hace poco y con motivo de la celebración
de la Copa del Mundo de 1994,
los Estados Unidos no han sido asociados a menudo con el fútbol, pero se ha jugado
allí desde casi los comienzos. El club Oneida de Boston se fundó
en 1862, y la selección nacional alcanzó las semifinales
en la Copa del Mundo de 1930.
En África el movimiento colonial británico jugó un gran papel en
la introducción del fútbol, pero se desarrolló
más despacio que en el continente, mientras que en Canadá y Australia sólo en los últimos años se ha hecho popular.
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Cuando en mayo de 1904 se fundó
la F.I.F.A., siete países hicieron de padrinos: Francia, Bélgica, Dinamarca, Holanda, España (representada por el Madrid FC), Suecia y Suiza. La Asociación
Alemana declaró, el mismo día, por telegrama su afiliación.
A pesar de todo la comunidad internacional
de fútbol fue creciendo continuamente, a veces con reveses y obstáculos.
En 1912, la Fédération Internationale de Football Association contaba ya con
21 asociaciones; en 1925 con 36; en 1930, año del primer Campeonato
Mundial celebrado en Uruguay, con
41; en 1938 con 51; en 1950, cuando a causa de la interrupción ocasionada
por la guerra se volvió a competir por tercera vez por un titulo mundial,
la FIFA contaba con 73 asociaciones.
En 1992 eran 179 las asociaciones
nacionales adheridas y en el año 2000 su número llegó
a 204, practicando este deporte de manera más o menos reglamentada
unos doscientos cincuenta millones de personas en el planeta.
Según Desmond Morris, “Hay tribus futbolísticas en todos lados, en cualquier remoto lugar
del planeta, convirtiendo el juego del fútbol asociado en el más
grande y exitoso deporte de todos los tiempos. Cada vez más culturas
lo adoptan, más gente lo juega y mucho más gente lo ve.”
2- Momentos
claves en la historia y evolución del fútbol moderno
Desde prohibir a los jugadores
tocar el balón con la mano, hasta animar a los guardametas a usar los
pies, el guardián de las Reglas de Juego del fútbol, el International
Football Association Board (I.F.A.B.), ha desempeñado un papel clave en
el desarrollo de este bello deporte. De entre sus 118 años de historia,
hemos destacado diez fechas principales en la evolución del deporte
más popular en todo el mundo.
1863:
Fundación de la Football Association en Londres (Inglaterra)
En el pasado había reglas.
Demasiadas y con frecuencia contradictorias: ése era el problema. Con
sus orígenes en el mob football (“fútbol multitudinario”),
un deporte a menudo violento que se jugaba los días de fiesta en las
ciudades y pueblos ingleses, y en el que se adoptó una filosofía
del ‘todo vale’ a la hora de conducir el balón hacia el
objetivo fijado, pronto surgieron las diferencias en torno a la cantidad de
artimañas, patadas y todo tipo de juego sucio que ello suponía.
Desde principios del siglo XIX,
los partidos se disputaban inicialmente en las canchas, patios de recreo y
claustros de las escuelas privadas de Inglaterra, pero el modo de jugar en
Eton difería del de Harrow; estos a su vez del de Winchester, del de
Charterhouse y así sucesivamente hasta el caso más extremo de
Rugby.
1872:
Primer encuentro internacional
Escocia 0 – Inglaterra 0
(Patrick, Escocia, 4,000 espectadores).El 30 de noviembre (día de San
Andrés), en una cancha de críquet empapada por la lluvia, Escocia recibió a Inglaterra en el primer partido de fútbol entre dos países. En el año
anterior a la fundación de la Asociación Escocesa de Fútbol,
el Queen’s Park representó a Escocia y vistió camiseta azul, Knickerbockers (pantalón corto) blancos,
y medias a rayas blanquiazules, mientras que Inglaterra vistió con camiseta, pantalón corto y medias blancas, según
los colores de su escuela pública.
Ambas selecciones emplearon lo
que hoy podría considerarse más bien como formaciones ofensivas
(Escocia un 2-2-6 e Inglaterra un 1-1-8); pero
por entonces el juego aún conservaba muchas de las características
de ‘patadón y a correr’ del mob football, y, al menos en
lo táctico, quizás recordaba más al rugby de nuestros
días que al fútbol.
Aunque el nuevo deporte tenía un mayor desarrollo en Inglaterra (donde
el año anterior se había celebrado la primera competición
futbolística, la F.A. Challenge Cup -Copa
de Inglaterra-, entre un número creciente de equipos), fue la revolucionaria
táctica de pases de Escocia la que se reveló más eficaz. No se marcó ningún
gol aquel día, pero el número de espectadores que pagaron por
ver el choque implicó su continuidad, y los del norte llegarían
a conquistar 8 victorias en los 12 primeros Inglaterra-Escocia.
1872:
Primera reunión de la International Football Association Board (I.F.A.B.)
A pesar de la unificación
del reglamento y de la creación de la Football Association (F.A.) en
1863, las disputas, en su mayoría a cargo de los clubes de Sheffield
que habían anunciado su propio paquete de ideas en 1857, persistieron
durante el final de la década de 1870. Sin embargo, la creación
del International Football Association Board en 1882 vino a poner fin a todas
las discusiones. El sábado como día libre, la prohibición
de los deportes sangrientos, la floreciente red de ferrocarriles y la creciente
clase trabajadora (adinerada y apasionada del fútbol) contribuyeron
en su conjunto al auge en la popularidad de este deporte. Ello implicó
que se había hecho necesario un organismo que protegiera y preservara
las reglas. Constituido por dos representantes de cada una de las cuatro asociaciones
del Reino Unido (las asociaciones de fútbol de Gales e Irlanda se
habían fundado en 1876 y 1880, respectivamente), el I.F.A.B. celebró
su primera reunión el 2 de junio de 1886 para velar por las Reglas
de Juego. Entonces, al igual que hoy, se requería una mayoría
del 75 por ciento de los votos para la aprobación de una propuesta.
1891:
Árbitros, penales y redes
El penal como tal no existió
hasta 1891. Se daba por hecho que un caballero educado en los colegios públicos
de la Inglaterra victoriana
jamás cometería una falta deliberadamente. Aunque la llegada
del profesionalismo en 1885 había servido para incrementar la presencia
de futbolistas de la clase obrera, la inclusión del penal (o, como
fue llamado originalmente, el “golpe mortal”), fue más
probablemente una consecuencia del aumento de la competitividad y un compromiso
con la justicia. Se trataba de uno de los varios cambios espectaculares que
experimentaron las Reglas de Juego en 1891.
Los penales, naturalmente, tenían que indicarlos alguien. Así,
tras una propuesta de la Asociación Irlandesa, se autorizó la
figura del árbitro en un terreno de juego. En un principio, fielmente
a sus orígenes de deporte entre caballeros, las disputas se arreglaban
entre los dos capitanes de equipo; pero conforme iba aumentando lo que estaba
en juego, también lo hacía el número de quejas. En la
época en la que se celebraron la primera Copa
de Inglaterra (F.A. Cup) y el primer encuentro internacional, se empleaban
dos árbitros, uno por equipo y al que cada conjunto podía reclamar.
Pero no era la solución ideal, ya que las decisiones, algunas más
favorables que otras, sólo se producían tras varias reclamaciones
y prolongados retrasos.
Al principio, el árbitro ‘principal’ estaba de pie en la
banda pendiente del tiempo, y se le consultaba cuando los árbitros
no se ponían de acuerdo, pero todo eso cambió en 1891. A partir
de esa fecha se hizo fija la figura del árbitro principal con plenos
poderes para expulsar a los jugadores, así como para conceder penales
y faltas sin tener que atender a reclamaciones. Los dos árbitros, por
su parte, se transformaron en linieres o “árbitros asistentes”,
como se les conoce hoy.
Durante esa misma reunión en Escocia,
se aceptó la inclusión de las redes en el marco, completando
así la composición de la portería tras la introducción
del larguero en sustitución de la cinta 16 años antes.
1902:
Se pintan líneas en la cancha
Muchas de las líneas que
hoy vemos en los terrenos de juego de todo el mundo son una consecuencia directa
de estas y otras reglas, según el fútbol iba rápidamente
perfilándose a sí mismo. Desde los campos de los pueblos hasta
los parques y las canchas de críquet, el tamaño de la zona de
juego se había ido reduciendo paulatinamente con el paso de los años.
Al principio, naturalmente, no
había ningún tipo de delimitación, pero con la introducción
de las reglas y de los estadios de fútbol específicos llegaron
las líneas blancas. El saque inicial exigía un punto central;
el mantener a los jugadores a 10 metros del saque de centro trajo consigo
el círculo central; un campo con dos mitades implicaba una línea
medular; los saques de banda (con las dos manos desde 1882) se llevaron por
detrás de la línea de banda; los saques de fondo (1869) y los
saques de esquina (1873) sacaron a escena la línea de fondo y el ángulo
de córner. Cuando se creó el penal en 1891, y hasta 1902, no
se lanzaba desde un punto, sino desde cualquier lugar a lo largo de una línea
que distaba unos 11 metros.
La decisión de 1902 de conceder un penal por una falta cometida dentro
de un área de 18.9 metros desde la línea de gol por 40.2 metros
de ancho, hizo surgir tanto el área de castigo como el punto penal.
Otro ‘área de gol’, comúnmente conocida como “área
pequeña”, de 5.5 metros de largo por 18.3 metros de ancho, sustituyó
al semicírculo en la boca de gol.
Sin embargo, no sería hasta
dentro de otros 35 años cuando se crearía la última pieza
del rompecabezas: la media luna en la frontal del área, para permitir
al lanzador del penal tomar carrerilla sin ser estorbado.
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A la izquierda antiguo balón y botines de fútbol, a la derecha los equipo de Uruguay y Argentina saliendo al campo de juego para disputar la primera final en la historia de las Copas del Mundo (1930). |
1904:
Se funda la FIFA
Al entrar en el siglo XX, el nuevo
deporte estaba causando tanta sensación en otras partes del mundo como
en el Reino Unido. Las noticias sobre el fútbol cruzaban los mares
y se extendían rápidamente por tierras europeas, mientras los
marineros británicos se encontraban con abundantes y dispuestos compañeros
de juego en sus viajes por todos los rincones del planeta. En todo el mundo
nacían las asociaciones y federaciones de fútbol, y, en mayo
de 1904, la FIFA fue fundada en París con siete miembros en su origen: Francia, Bélgica, Dinamarca, Holanda, España (representada por el Madrid
FC –hoy Real Madrid-), Suecia y Suiza.
Hubo un recelo inicial en el Reino
Unido hacia la idea de un organismo mundial al frente del deporte cuyas reglas
habían creado ellos, pero esta incertidumbre quedó borrada de
un plumazo dos años después, y el ex directivo de la F.A. Daniel
Burley Woolfall sustituyó al francés Robert Guérin como
Presidente de la F.I.F.A. en 1906 (el mismo año en que la F.A. se afilió).
Hasta 1918, año del final de la I Guerra Mundial, el mandatario inglés
luchó por promover un reglamento futbolístico unificado por
todo el planeta.
1913: La FIFA entra en el IFAB
Mientras los reyes y los políticos
desplegaban un sistema defensivo de alianzas que acabaría conduciendo
a la guerra mundial, el fútbol contribuía a hacer amigos. Hubo
muchas más asociaciones del Viejo Continente que se afiliaron a la FIFA antes de que Sudáfrica (1909/1910), Argentina y Chile (1912), y Estados
Unidos (1913) se convirtieran en los primeros miembros no europeos.
Puede que Lenin viera el fútbol como una forma de diversión
para apagar la conciencia política del proletariado, pero el deporte
iba despegando en países en los que el nuevo concepto de ocio iba dotando
a la población de tiempo libre. Se celebraron los primeros encuentros
internacionales en Norteamérica,
donde Canadá derrotó a Estados
Unidos por 1-0 en Nueva Jersey, en 1885; en Sudamérica,
donde Argentina y Uruguay empataron 0-0 en Buenos Aires, en 1905; y en Asia,
donde Filipinas se impuso
a China en Manila en 1913.
Como consecuencia de la
evolución del fútbol y del crecimiento del número
de asociaciones (20 al final de la I Guerra Mundial), la F.I.F.A. fue recibida
en el seno del I.F.A.B. y se le concedió el mismo poder de votación
que a las cuatro asociaciones del Reino Unido juntas. Seguía
habiendo ocho votos, y se requería la misma mayoría del
75 por ciento para aprobar una propuesta; pero en lugar de dos votos
cada una, Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda ahora
sólo tenían uno, mientras la F.I.F.A. pasaba a contar con
cuatro. Con este equilibrio, el máximo organismo del fútbol
mundial necesitaba el apoyo de la mitad de las asociaciones primigenias
para poder aprobar un cambio. Mientras tanto, se creyó que el
I.F.A.B., mediante esta capacidad de vetar por sí solo una propuesta,
conservaría su necesario conservadurismo al tiempo que mantendría
una actitud progresista hacia el fútbol.
En gran medida fue gracias
a esta filosofía por lo que, pese a la turbulencia de las tres
décadas siguientes, que condujeron a dos guerras mundiales y
a una enorme convulsión social, el fútbol no sólo
sobrevivió sino que prosperó, con el sueño de una
competición internacional finalmente hecho realidad en 1930,
en Uruguay.
1925:
De 3 a 2 hombres; el fuera de juego alcanza la mayoría de edad
Al igual que expresiones como
ataque, defensa, vanguardia o disparo, el término ‘fuera de juego’
tiene un origen militar. “Fuera de tu radio de acción”,
o “Fuera de juego” significa que un jugador de ataque por delante
del balón está en una posición ilegal. La regla del fuera
de juego, similar a la que se emplea hoy en el rugby, formaba parte de la
primera reglamentación en 1863.
En los primeros sistemas tácticos,
los equipos sacaban al campo hasta ocho delanteros, ya que la única
manera de avanzar con el balón era driblando o mediante melé.
Sin embargo, hubo una fuerte oposición a esta propuesta desde Sheffield,
cuyas reglas no incluían el fuera de juego. Las diferencias se acabaron
resolviendo a finales de la década de 1860, cuando la F.A. tomó
la trascendental decisión de adoptar la regla de los tres jugadores,
según la cual a un atacante se le declaraba en fuera de juego si estaba
situado por delante del tercer último defensor.
A partir de ese momento, los pases se hicieron parte integrante del fútbol
y, para muchos, nació gran parte de la grandeza de este deporte. El
número de goles aumentó, ayudado por la regla de 1912 que impedía
a los guardametas tocar el balón con la mano fuera del área,
y por otra de 1920 que prohibía los fueras de juego procedentes de
un saque de banda. En 1925, la regla del fuera de juego con tres jugadores
cambió a la de dos jugadores, lo que representó otro cambio
radical que propulsó aún más lejos el auge del fútbol.
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1938
y 1997: Quitando las telarañas
En 1937 se pensó que, si
se unía el más de medio siglo de cambios y enmiendas a que las
Reglas originales estaban redactadas en el lenguaje de la Inglaterra victoriana,
las Reglas del Juego, 17 en total, necesitaban un importante lavado de cara. Stanley Rous, miembro del I.F.A.B. y el primer oficial que empleó el sistema
diagonal de arbitraje, fue elegido como el hombre ideal para esta labor colosal.
El directivo inglés, que sería nombrado Presidente de la F.I.F.A.
en 1961, empezó por quitar las telarañas y redactó las
Reglas dentro de un orden racional. Tan concienzudo fue el trabajo de sir
Stanley, y tan escasos los cambios en el reglamento durante un período en
el que se produjo el auténtico despegue del fútbol, que sólo
en 1997, casi 60 años después, volvió a sentirse la necesidad
de simplificar más el texto (en un 30 por ciento) y de modernizar el
lenguaje.
Década
de 1990: “Por el bien del fútbol”
Al entrar en la década
de 1990, el fútbol se había transformado en un fenómeno
mundial sin parangón con ninguna otra actividad deportiva. Se habían
creado ligas nacionales junto a las competiciones continentales y a las Copas
Mundiales de la FIFA para satisfacer las demandas de los aficionados que se
identificaban tanto con su club como con su país.
La televisión intensificó
el deseo aparentemente insaciable de los espectadores y, al tiempo que convertía
en estrellas mundiales a muchos jugadores y transformaba las líneas
de los terrenos de juego en uno de los diseños más fácilmente
reconocibles en todo el planeta, atrajo a millones de personas más
hacia este deporte y hacia una comprensión inmediata de esas reglas
que fueran establecidas al fondo de una pequeña taberna londinense
hace muchísimos años. Desde sus inicios embrionarios en la segunda
mitad del siglo XIX hasta su adolescencia a comienzos del siglo XX, las Reglas
del Juego experimentaron un crecimiento notable y adecuado. Su lógica
clara y sencilla las hacía asimilables por todos, y su énfasis
en la deportividad resultó ser un ingrediente igualmente sabroso.
En la década de 1980, sin
embargo, quizás por primera vez en la larga historia del fútbol,
había indicios de que las audiencias empezaban a descender. La rivalidad
entre tribus y el fervor nacionalista habían sido un subproducto del
impacto social y emocional del deporte, y en ocasiones la pasión se
desbordaba en forma de violencia. La popularidad y el dinero condujeron a
una mayor profesionalización del fútbol y, en el ámbito
del juego, con todo basándose cada vez más en los resultados,
las tácticas defensivas eran las que dominaban, con lo que el espectáculo
se resentía. A finales de los años 80, todos estaban de acuerdo
en que las Reglas del Juego necesitaban una puesta a punto a la vista de estos
acontecimientos.
Estas importantes enmiendas,
a las que frecuentemente se alude con el lema “Por el bien del
fútbol”, fueron diseñadas para promover el fútbol
de ataque. Comenzaron por la regla del fuera de juego de 1990, con la
que ahora se daba ventaja al equipo atacante. Si el atacante estaba
en línea con el penúltimo defensor, su posición
era correcta, en lugar de fuera de juego. Y ese mismo año, la
‘falta del profesional’ (la que privaba a un oponente de
una ocasión manifiesta de gol) pasó a ser una infracción
motivo de expulsión. A pesar de estos cambios, las tácticas
empleadas durante la Copa Mundial de la F.I.F.A. Italia 1990
sugirieron la necesidad de hacer algo más. Y dos años
más tarde, el I.F.A.B. realizó una de las jugadas más
espectaculares de su historia al prohibir a los guardametas atrapar
los pases atrás intencionados.
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Arriba se muestran dos capturas de imágenes de los actuales videojuegos de fútbol, su realismo es asombroso. |
El I.F.A.B. demostraba que podía
ser progresista cuando la ocasión lo requería al tiempo que
conservador. Y aunque la nueva regla fue recibida con escepticismo por algunos
al principio, con el paso del tiempo acabaría siendo enormemente valorada.
Los árbitros ya habían estado combatiendo las simulaciones o
los intentos de engañar mostrando la tarjeta amarilla a los ‘tramposos’
y, en 1998, la entrada fuerte por detrás pasó a ser sancionada
con tarjeta roja. Con todas estas enmiendas, junto con la promoción
de la deportividad y el retorno a sus raíces de deporte de caballeros,
el compromiso de pensamiento en pro del fútbol en estos años
90 era completo.
Y así, mientras el fútbol
sigue traspasando nuevos límites, el I.F.A.B., un organismo rara vez reconocido
por el gran público, se reunió el 28 de febrero, y al igual
que ha hecho todos los años desde 1886, reflexionó sobre el
fútbol para asegurar que en el siglo XXI seguirá teniendo el
mismo éxito que tuvo en las dos anteriores centurias.
* artículo
extraído del sitio oficial de la F.I.F.A. (www.fifa.com)
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